jueves, 27 de mayo de 2010

Time to say Goodbye

Bella mañana de invierno. El sol asomaba timidamente sus suaves rayos sobre la hermosa ciudad. Simplemente se tomaba el trabajo de iluminar, ya que en esas epocas del año, el calor, brilla por su ausencia.
Suena el radio reloj despertador. Las noticias de la mañana lo obligaban a abrir los ojos, y le decian que iba a ser un día muy frío.
Tomó un café bien caliente y fuerte como le gustaaba. Inspiró fuertemente para apreciar todas las cualidaddes aromaticas de su infusion. Le gustó.
Sabía muy bien que ese día iba a ser largo, lleno de situaciones dificiles, lleno de sorpresas.
Tomó una ducha caliente, se vistió y salió a enfrentar los demonios que lo esperaban.
Llegó, mas temprano de lo que debería. Se sentó y esperó, miró su celular, lo abrió como esperando un mensaje que nunca iba a llegar, pero solo para ver la hora. Ya era tiempo.
Ellá entro, muy cargada, con sus anteojos negros, y su brillante cabello suelto. Un poco apurada, un poco apesadumbrada, lo saludo, este la ayudó a cargar todo y a hacer los tramites. Sabía que eran los últimos minutos, la última hora. Después de que ella se siente en una comoda butaca reclinable y despegue, no se iban a ver por mucho, mucho tiempo.
Estaban a punto de realizar el chek-in, pero ninguno quería. Ni ella hacerlo, ni el acompañarla. Se miraron un segundo detenidamente, en un intercambio visual que duro ironicamente una eternidad, pero a su vez, sintieron que fue la mirada mas corta que tuvieron. Querían mas ,pero no se podía.
Charlando como si nada pasara, se acercaron al mostrador, presentaron los documentos de ella, le dieron el billete de pasaje. Era solo de ida, no habia retorno por el momento. Ese papel semiduro, cuasi de carton blando, le quemaba sus suaves y arregladas manos recien salidas de la manicura. Quería tirarlo, quemarlo, nunca haberlo sacado. Irse era dejar todo atrás, y volver a empezar, algo que decidió en un momento de una cierta desesperacion ayudada con una leve depresion y añoranza... Como se arrepentía en ese momento...
Llegó la hora, y habia que embarcar, el como buen viajero, sabia que no podia cruzar la puerta y acompañarla. Así que tuv que despedirse en esa fria terminal A del predio de Ezeiza. Se miraron, y se congelaron, tanto ellos como su alrededor. Parecia obra del Dios Kronos, que suspendio el tiempo para que esa mirada dure toda la vida. Pero todo volvio a correr con normalidad, se acercaron timidamente, y se dieron un abrazo fuerte, no por la fuerza ejercida en si por ellos, sino por los sentimientos que trasmitian. Querían llevarse cada uno a su casa ese recuerdo, ese ultimo perfume de cada uno, ese roce de caras, ese cariño profundo, que como humilde narrador, no me atrevo a llamar amor. Se separaron un paso, se miraron otra vez, cerraron los ojos y se dieron un timido beso de despedida. Ninguno de los dos dijo nada, solo los ojos de ella que sufrian una inundacion, y pedian a gritos contencion. Las lagrimas corrian sobre su mejilla y corrian apenas su maquillaje. El le facilito un pañuelo y le dijo "No llores, porque sabes que voy a estar siempre aca, y siempre ahi con vos. Yo sé donde vas a estar. Se que ambos esperamos que el destino nos vuelva a juntar, pero no lo forcemos, dejemos fluir la vida. Disfrutemos cada momento como el ultimo y tratemos de no sufrir por las distancias, vamos a estar mas juntos que nunca. Sé que nos volveremos a ver, no llores, sonreí... Aunque sea para mi, asi me puedo ir feliz con la imagen hermosa de tu blanca sonrisa. Ella se sonrojo, se sonrio naturalmente por las palabras de el. Lo abrazo, le dio otro beso y le solto un timido "te voy a extrañar" y se separaron cada uno para su lado. Esa despedida nunca la pudieron olvidar, esten donde esten, tal vez separados, o juntos por siempre, recuerdan ese momento como si sucediera eternamente, una y otra vez.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Paisaje


Que raro, es pensar que uno se siente atrapado mucho tiempo de su vida, en su propia celda de 4 o 6 paredes. Cuando sos joven, en el colegio, luego, en la facultad, mas tarde en el trabajo. No porque estemos obligados, pero es que a veces, uno siente que no quiere estar ahi, y quiere estar en otro lado, libre, con sus propias reglas haciendo lo que uno quiere. Capaz sea una simple ilusión infantil con tintes de rebeldia autoritaria, buscando imaginar un lugar donde uno es amo señor y sobreano. Si, delirios de grandeza, de autoridad.
Ironías de la vida, fueron las que me tocaron vivir en cierta parte de mi vida. Encerrado en esa jaula de concreto durante muchos años de mi vida. Mi condena se acercaba a su final, estaba a unos pasos de la libertad. Nunca pensé que mis ultimos momentos de condena, se hubiesen convertido en una libertad imaginaria, donde me gustaba estar encerrado ahi, y queria no salir mas.
Será porque estaba esa persona que logró, que esos muros que me privaban de mi amada libertad se desvanecieran. Las paredes que antes me encerraban, ahora me mostraban el paisaje en que la conoci.
Ella estaba siempre igual, con una sonrisa blanca y brillante todos los días. Ese pelo largo, lacio volando con el viento cayendo suavemente sobre sus hombros. Y de vez en cuando, ese flequillo juvenil que le daban el mágico toque naïf que me encandiló.

Locura de un momento, o la mayor de las corduras, quien sabe, nos conquistamos con la mirada, día a día, sin siquiera curzar una palabra. Podía decirse que desaparecia el mundo que nos rodeaba, y cuando cruzabamos las miradas, las soteniamos unos momentos, y nos reiamos complices de miles de cosas que nadie mas sabía, cosas que nadie mas sentía, y también culpa de ese nerviosismo provocado por el shock de adrenalina disparado por lo prohibido.

Quien iba a pensar que ibamos a bajar esa manzana y probarla? Primero escondidos, y luego adelante de todos. Si, nosotros jugamos a lo prohibido, y no nos importa nada mas. Sabemos que jugamos con fuego, y nos podemos quemar, pero no nos importa porque nos vamos a quemar juntos, y ese fuego, nos fundia en un mismo metal. Si nos quemamos, nos quemamos mutuamente fusionandonos en un solo ser.
Se sabe, que lo prohibido trae adrenalina, picardia y gusto. Cuanto mas te lo prohiben, mas lo deseas.

Pero bueno...pasó el tiempo y quede en libertad, pero encadenado. Nos seguimos encontrando como dos extraños que se van sin mas, como dos extraños que van quedandose detrás. Sonrisas complices, miradas que lo dicen todo. Un mundo secreto, chiquito pero lleno de pasion.